La Organización Internacional de Trabajo (OIT) estima que
en el mundo se produce una muerte cada 15 segundos y 6,000 muertes por
día como resultado de accidentes y enfermedades profesionales. Dichas cifras
indican que la ausencia de medidas de seguridad y salud en el trabajo, pueden
ser muy nocivas para la sociedad en general.
Los accidentes o los problemas de salud relacionados con el
trabajo, además de afectar el capital humano de nuestra sociedad, generan
costos innecesarios para las empresas y el Estado.
En nuestro país, el ausentismo laboral entre la población asegurada viene generando a las empresas costos superiores a los 400 millones de soles anuales. Mientras que las instituciones de la seguridad social incurren en gastos superiores a los 500 millones de soles por el pago de los subsidios que deben efectuarse a consecuencia de los accidentes y enfermedades ocupacionales.
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El costo global de esas adversidades, propiciadas por malas
prácticas de seguridad y salud, se estima en un 4% del Producto Bruto
Interno (PBI) al año.
En
tales circunstancias, los accidentes o las enfermedades relacionadas con el
trabajo son muy costosas y pueden tener consecuencias graves, tanto directas
como indirectas, en las vidas de sus trabajadores y sus familias.
Para
los trabajadores, una enfermedad o un accidente laboral suponen además del
dolor y el padecimiento de la lesión o la enfermedad, la pérdida de ingresos,
la posible falta del empleo y los gastos que acarrean la atención médica, entre
otros costos.
Sin
embargo, las enfermedades o los accidentes laborales pueden tener costos
indirectos tan altos que a menudo son difíciles de calcular. Uno de ellos es el
padecimiento humano que se causa en las familias de los trabajadores, que no se
puede compensar con dinero.
Se
estima que los costos de los accidentes laborales para los empleadores también
son enormes. Por ejemplo, en una pequeña empresa, el gasto de tan solo un
accidente puede suponer una crisis financiera.
Algunos
de los costos que deben asumir éstos son el tener que pagar por un trabajo no
realizado y por tratamientos médicos e indemnizaciones la reparación o la
sustitución de máquinas y equipos dañados, entre otros.
Además,
están la disminución o interrupción temporal de la producción, el aumento de
los gastos en formación y administración y la posible disminución de la calidad
del trabajo.
Y,
dentro de los costos indirectos para los empleadores se pueden relacionar la
sustitución del trabajador enfermo o lesionado y el tiempo que se invierte en
capacitar a quien será su remplazo.
Por
otro lado, las malas condiciones sanitarias y de seguridad en el lugar de
trabajo también pueden influir negativamente en la imagen pública de la
empresa.
En
realidad nadie sabe realmente el precio total de los accidentes o enfermedades
relacionadas con el trabajo porque, además de los costos directos más patentes,
hay multitud de costos indirectos.
Los
costos directos e indirectos en general son relativamente fáciles de medir,
cuantificando el monto económico respectivamente. Sin embargo, existen
múltiples efectos adicionales causados por los riesgos de trabajo que son mucho
más complejos, abarcan varias áreas y son difíciles de cuantificar o ponderar.
Estos efectos que generalmente pasan desapercibidos y no son evaluados en su
justa magnitud, los denominaremos genéricamente como el impacto social de los
Riesgos de Trabajo.
Evidentemente
este impacto social se deriva de la suma de los costos directos más los efectos
indirectos originados por los accidentes de trabajo y las enfermedades de
trabajo.
Se
han mencionado múltiples fenómenos adicionales cuya magnitud es muy difícil de
precisar, pero que deben ser considerados y ponderados por su gran relevancia.
PARA EL TRABAJADOR:
Los
efectos directas a su persona, a sus capacidades personales y a sus
expectativas de desarrollo individual, tales como:
1)
El sufrimiento físico y moral.
2)
La disminución o pérdida de sus capacidades físicas.
3)
La disminución de su vida productiva.
4)
La restricción de su ingreso económico y presupuesto personal.
5)
La disminución de sus expectativas de desarrollo personal.
6)
La disminución de su esperanza y calidad de vida.
PARA LA FAMILIA:
La
disminución de las expectativas de desarrollo de los miembros del núcleo
familiar que dependen del trabajador, así como aparición de fenómenos de
alteración de la dinámica familiar en relación con:
1)
La disminución del ingreso y presupuesto familiar.
2)
La presencia de disfunción familiar.
PARA LA SOCIEDAD:
Desde
el punto de vista social, de acuerdo a la magnitud de las secuelas de los
Riesgos de Trabajo y en forma inversamente proporcional a la efectividad de la
rehabilitación se presentan habitualmente fenómenos tales como:
1)
Discriminación laboral.
2)
Segregación social.
3)
Conductas antisociales.
4) Enfermedades o trastornos mentales.
5)
Mortalidad prematura.
Esta
son las razones para que los empleadores y los trabajadores sigan esforzándose
en mejorar las condiciones de salud y seguridad y controlen en forma oportuna los
riesgos en el lugar de trabajo, siempre que sea posible.
Como
consultores en Seguridad y Salud Ocupacional,
muchas veces nos encontramos con la dificultad de sensibilizar a los
empresarios de la necesidad de aplicar medidas preventivas por el “elevado
costo” que pueden suponer.
Este
elevado costo lo entrecomillo porque el primer concepto que hay que intentar es
la de sensibilizar al empresario que la prevención no es un costo, sino una
inversión.
Esta
frase es muy bonita, pero no es un dogma de fe, y por tanto debemos ser capaces
de demostrarla con números, de una manera seria y objetiva, y es que los costos
de accidentalidad no se quedan únicamente en el ámbito empresarial, sino que
afectan a la sociedad en general.
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