domingo, 31 de enero de 2016

Seguridad Laboral en Brasil: Prevención en tiempos de crisis

Claudio Cesar Pontes, Experto de Prevención de Riesgos Laborales,


Hoy en Brasil vivimos tiempos de relativa tranquilidad. Aunque la crisis económica mundial ha afectado algunos sectores específicos de la economía, nosotros, como profesionales de la prevención, poco sentimos en nuestra vida cotidiana en las compañías.
Pero no siempre fue así, vivimos durante décadas luchando contra la recesión, la inflación y el desempleo y fue justo en este contexto que varias generaciones de prevencionistas se formaron.
Como todos podemos imaginar el sector de Prevención de Riesgos Laborales no pasó inmune en este proceso y cientos de prevencionistas todos los días tenían que trabajar con un presupuesto muy bajo y con trabajadores sobrecargados, dispuestos a arriesgarse en actividades peligrosas simplemente por el miedo a perder su empleo.
Muchos de estos profesionales siguen activos y podemos aprender lecciones valiosas de ellos. Tuve la suerte de convivir y trabajar con algunas de estas personas, y les digo con propiedad que una de las diferencias más notables de la "Old School" brasilera y nosotros, que empezamos nuestra carrera profesional en los años 90 y 2000, es el sentido de la priorización y la capacidad de asumir riesgos.
Sí estimado lector, no has leído mal. El término "asumir riesgos" que parece tan reacio a la filosofía prevencionista ha sido la palabra del orden en este país de playas y selva, desde el cual les escribo.
Durante décadas, el "no es económicamente viable" o el "no tenemos personal disponible" ha aterrado mis compatriotas. Sin embargo, fue precisamente en este contexto que el concepto de priorización ha echado raíces profundas en el sector PRL brasileño.
La mirada crítica y un análisis detallado del costo-efectividad de las intervenciones de seguridad han hecho que aquellos profesionales asumieran una postura mucho más racional y sensata con relación a los proyectos y campañas del sector. Lo que me recuerda las onerosas campañas, pero poco fructíferas que hacemos en nuestras compañías donde invertimos una gran cantidad de energía y recursos en algo que va a tener un pequeño retorno, o incluso un retorno cuestionable.
Cuando nuestras organizaciones pasan por momentos difíciles es el tiempo de evaluar y revisar cómo aplicamos nuestros recursos, es el momento de recordar que mucho más que cumplir con la legislación, nuestro papel es proteger al trabajador. Debemos dejar a un lado las medidas cosméticas.
Hace unos meses tuve la oportunidad de renovar el proyecto de Protección Respiratoria – PPR – de una instalación de producción de cemento de una reconocida constructora brasileña. Me quedé impresionado con la capacidad técnica del sector de PRL. Pero con los días constaté que aquellos expertos en prevención dedicaban la mayor parte de su tiempo completando documentación autoimpuesta... Pura pirotecnia. Muy poco se involucraban en los asuntos del día a día de la fábrica. Por varias veces fui testigo del día de estos profesionales que se resumían en llenar hojas de procedimientos y contestar correos electrónicos.
En tiempos de estabilidad financiera la empresa puede permitirse el lujo de mantener este cuadro improductivo desde el punto de vista de la prevención, pero cuando el número de empleados se reduce debemos buscar nuevas formas de optimizar el trabajo del sector para que la seguridad se vea mínimamente afectada.
Hoy en Brasil vemos de nuevo la crisis acechando en el horizonte, pero son precisamente los tiempos de crisis que ponen a prueba nuestra flexibilidad y capacidad de adaptación y de estas habilidades depende de la garantía de que esta misma crisis no va a contribuir a un aumento en el número de accidentes y enfermedades ocupacionales.
Que las futuras generaciones puedan ver que a pesar de las dificultades avanzamos.


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