domingo, 31 de enero de 2016

Medir la gestión en Seguridad y Salud en el Trabajo

Ing. Álvaro Cevallos Chacón. Magister en Dirección Estratégica.

“No se puede gestionar aquello que no se puede medir y no se puede medir lo que no se puede describir”.

Así reza la descripción de la filosofía de resultados innovadores propuesta por Robert Kaplan y David Norton en su célebre obra del cuadro de mando integral. Esta herramienta de dirección estratégica ha sido tan bien asimilada por las empresas que incluso han extendido su alcance a la gestión de distintos rubros o aspectos de la organización que consideren estratégicos. En general, la idea de esta metodología innovadora es el desarrollo de estrategias y medición de su rendimiento en función del tiempo y por supuesto, otras variables de interés.

La gestión de Seguridad y Salud el Trabajo (SST en adelante) es hoy un elemento estratégico de las empresas siendo argumento para tal denominación un enfoque en dos dimensiones bien definidas: la ética y la económica. En principio, las leyes y constituciones de los países, en su gran mayoría (desconozco honestamente, casos diferentes) están basados en la definición del ser humano, considerada per se, el fin supremo de la sociedad y por el solo hecho de ser persona humana le es inherente derechos fundamentales; siendo su vida y salud parte de aquellos. Entonces, tenemos claro que desde el punto de vista ético, las empresas que desarrollen sus operaciones en países bajo estas premisas y con instrumentos jurídicos debidamente estructurados y desarrollados para legislar adecuadamente estos aspectos, tendrán que respetar y fomentar la ley en ese sentido. El segundo enfoque, está directamente relacionado con el objetivo fundamental y básico de las empresas: incrementar rentabilidad en una complicada ecuación de optimización de costos y maximización de utilidad. Está claro que los incidentes representan costos directos e indirectos de alto impacto en la gestión financiera de las empresas. Los primeros ocurren cuando un incidente ha traducido su potencial de riesgo en un hecho real y lamentable (un accidente laboral, un incidente material, etc.), sus costos varían y pueden en el peor de los casos, significar el fin de una empresa (casos así hay varios y cumplidamente documentados). Los segundos son más difíciles de calcular pero existen e impactan en igual medida a las empresas. Éstos se reflejan normalmente en las tasas de rendimiento laboral afectadas por el absentismo laboral. 

Pues bien, la gestión SST es entonces, estratégica. Muchas empresas han considerado la Seguridad como un Valor Organizacional, como un elemento fundamental de su filosofía de trabajo e incluso determinante para decidir el destino de un simple trabajo operativo o de un megaproyecto. Atrás quedó aquella infame época en la cual las fatalidades se consideraban dentro de los presupuestos económicos así como ocurría en la construcción de grandes rascacielos en Nueva York, allá en los años 1920. La Seguridad es un valor, es una meta empresarial y debe tener una estrategia de gestión la cual debe ser medible y mejorable.

Para medir la gestión a través de resultados se utiliza el célebre indicador de frecuencia de accidentabilidad (IF en adelante). Vamos a hablar un poco de él y sus relaciones a veces anárquicas. Para empezar, éste indicador es famoso porque casi todos los estándares SST lo mencionan, lo definen e invitan a usarlo. El reglamento de hidrocarburos en el Perú lo ha declarado también, así como la resolución ministerial del MINSA en donde se brindan las pautas para implementar un SIVEO (Sistema de Vigilancia Médico Ocupacional), aunque este último con una ligera variación.  El IF es definido mediante la siguiente ecuación: IF=número de accidentes graves por un millón dividido entre el total de horas hombre de exposición al riesgo de toda el universo laboral de una empresa.
Así tenemos:


Fig. 01. Índice de Frecuencia.
Fuente. D.S. 043-2007 EM.

Esta simple fórmula guarda muchos detalles que vale la pena considerar. En principio, el resultado no es adimensional, al contrario representa la cantidad de accidentes graves de una empresa en relación a un total de horas de exposición al riesgo de todos los trabajadores. Estas horas de exposición al riesgo están definidas por el total de horas en cada trabajador está sometido a un riesgo (el que fuere). Técnicamente, esto implica el turno laboral completo, incluyendo horas de transporte (si la empresa lo asume), horas extras, descansos trabajados, actividades en locaciones externas dentro del horario laboral o extra laboral según lo haya determinado formalmente la empresa. Sin embargo, es preciso mencionar que es muy importante apelar al concepto legal de un incidente o accidente laboral pues las distintas legislaciones que lo refieren suelen tener discretas diferencias. Sobre todo en normas sectoriales. Aclarado este punto, sigue hablar sobre el denominador del IF el cual se calcula realizando una sumatoria en la que sus sumandos representan las horas de exposición al riesgo individual de cada trabajador multiplicados finalmente por una unidad de tiempo definida para medir el indicador, normalmente es de 30 días. Por ejemplo, si yo trabajo en el taller de mecánica 08 horas diarias, 05 días a la semana, estaré expuesto a riesgos al menos 160 horas en un mes (30 días). Este cálculo se debería realizar para cada trabajador, aunque si el régimen es homogéneo, se puede factorizar por supuesto. No obstante ésta es la versión más simple de la fórmula (en su denominador) pues las empresas industriales tienen sistemas de trabajo (20x10, 5x2, 4x2, etc.) que hacen un poco más complicado el cálculo. En esos casos se deberá trabajar de forma independiente y estimando aritméticamente de ser el caso. El valor de las horas de exposición al riesgo es acumulativo y se debe ir autosumando a través del tiempo (la idea es completar 12 meses). En este caso, debería ser mensualmente. Si por ejemplo en enero resultaron 100 000 horas y en febrero 80 000, el cálculo del indicador para el mes de febrero debería ser 180 000 horas.

Hablemos ahora del millón que aparece en el numerador. Éste número puede llegar a ser determinante e inclusive puede brindar resultados inexactos al momento de medir el IF y lógicamente, la gestión SST. El millón del numerador es un parámetro escalar, carente de unidades, totalmente adimensional, colocado allí para hacer más fácil el cálculo y resultado final de la ecuación fundamental (accidentes graves entre horas de exposición al riesgo). El resultado de toda ecuación basada en un cociente se relaciona de forma proporcional directa con su numerador e inversa con el denominador. Si el denominador es mayor que el numerador, entonces el resultado tenderá a cero, será cada vez más pequeño, en el caso contrario, el resultado será grande y tenderá a infinito (no es así en la práctica pero es el concepto algebraico).  Entonces, lo natural es que el número de horas de exposición sea mayor que el número de accidentes graves (el caso contrario es imposible, con toda certeza). Siendo así, el resultado de la ecuación accidentes graves entre horas de exposición va a ser muy pequeño, tal vez 0.000005 o algo por el estilo, pues ¿qué creen? Ahí viene el millón al rescate, a salvar la situación y forzando a tener un valor más visible en la recta numérica: el punto decimal del resultado correrá a la derecha 06 veces (pues es la cantidad de ceros del millón).

A estas alturas tenemos decodificada la fórmula, sabemos que necesitamos contabilizar accidentes graves (aquellos que registran severidad de más de 01 día de descanso médico), los cuales debemos multiplicar por el parámetro de 1 000 000 y finalmente dividirlo por la cantidad de horas acumulativas de exposición al riesgo por cada mes (normalmente). Esto nos dará un resultado que per se no nos dice nada a menos que lo comparemos con un valor o parámetro predefinido. Norton y Kaplan de quienes hablamos al comienzo, sugieren el uso de un tablero balanceado de gestión con valores meta para cada indicador estratégico, siendo el IF uno de ellos presumiblemente.

Parece ser que todo se ve genial pero la formula olvida un pequeño detalle muy trascendental, las empresas también se definen por su tamaño. Así que habrán grandes, medianas y pequeñas. Desde gigantes que junto a sus contratistas tienen hasta más de 10 000 trabajadores hasta modestas con apenas 10 o menos trabajadores. En empresas muy grandes se espera tener un IF que oscile entre el cero y uno en su valor pero en las pequeñas, el valor puede ser muy alto, superando el orden del cien (o sea entre cien y mil). Ahora la justicia de la medida de la resultante del IF depende del valor comparativo del indicador o lo que es lo mismo, la meta del indicador. He escuchado que la meta internacional es 1.5. Si tienes ese valor en tu empresa entonces están en el top. Imagínate ahora que trabajas para una operadora del sector de energía y minas, por ejemplo, y su meta es 1.5. Puede, según la aplicación de la fórmula, que tu resultado de IF sea por ejemplo 58.5. Eso sería escandaloso comparado con la meta propuesta (1.5), pero ¿realmente la gestión SST está tan mal?, quizá el resultado salió así con tan solo un accidente grave de severidad moderada (por ejemplo una contusión de 03 días descanso médico). ¿Podríamos inferir a partir de aquí, que la gestión SST de tu empresa es un fiasco? Responderemos al unísono que no y con toda justicia. ¿El culpable? Sí, el inefable parámetro de un millón, el que no debió usarse. Hay casos extremos. Por ejemplo una empresa puede acumular un millón de horas de exposición al riesgo en 04 años de trabajo, lo cual quiere decir que su parámetro debió ser al menos 250 000.

Ahora intentemos interpretar el resultado del IF. Técnicamente está definido por sus unidades, dimensionalmente el IF es igual al número de accidentes graves en un tiempo determinado. El resultado mayormente es decimal, lo cual hace un poco bochornosa la interpretación. Por ejemplo 1.5 es algo así como 1.5 accidentes graves en un tiempo dado. Los accidentes son valores discretos y no decimales pero aceptamos el valor pues representa una aproximación de ocurrencias en función del tiempo (tal como he comentado repetidamente). De manera que una medida justa es comparar la cantidad de accidentes graves considerando el tamaño de la empresa y la severidad de los riesgos. Usemos como input la historia de accidentabilidad de la empresa (estadísticas) y el IPERC. Ahora, la cosa se complica si la operadora exige el uso del millón y luego se molesta mucho cuando el resultado de tu IF se aleja de su meta. En ese caso, no debemos sentirnos mal, ya sabemos porque pasa eso. Algunos estándares (el español me parece es uno de ellos) usa como referencia 200 000 horas y eso está bien pero no perdamos el enfoque. Así el parámetro tenga el valor que tenga, eso no importa, es un artificio matemático para facilitar los cálculos. Eso no debería ser determinante.

Medir la gestión SST es entonces un procedimiento necesario y objetivo. Estructurar sus indicadores desde indicadores de resultados tales como el IF y el IS (índice de severidad) es fundamental pero siempre y cuando sean enfocados a la realidad de la empresa y además soportados en indicadores operacionales (recuerden el control operacional que propone OHSAS 18001). La interpretación de resultados debe ser correcta y objetiva para poder plantear oportunos ajustes a nuestro sistema de gestión. Y lo más importante, no olviden que estos resultados son fríos números que a veces resultan chicos para medir una gestión HSE.
  

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