domingo, 31 de enero de 2016

LA PREVENCIÓN Y EL CONTROL DE ACCIDENTES GRAVES EN LOS QUE INTERVENGAN SUSTANCIAS PELIGROSAS

Ingeniero Industrial, Técnico Superior de Prevención de Riesgos Laborales, Máster en Organización Industrial.

El pasado 1 de junio de 2.015 entró en vigor en Europa la Directiva 2012/18/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de julio de 2012, relativa al control de los riesgos inherentes a los accidentes graves en los que intervengan sustancias peligrosas.( conocida coloquialmente como  Directiva SEVESO III)

Esta Directiva pone de manifiesto la necesidad de seguir avanzando en la mejora de los sistemas de gestión de la seguridad en aquéllas instalaciones de proceso, en las que por la peligrosidad de las sustancias que se manipulan, pueden dar lugar a escenarios accidentales que pongan en peligro la vida de las personas en las poblaciones cercanas.

No es objeto de este artículo analizar una Normativa concreta, pero si considero que resulta conveniente aprovechar la publicación de esta nueva norma a fin de poner de manifiesto algunas de las particulares que presentan las instalaciones a las que afecta.

Centrando la atención en Perú, la  Ley 29783 es de aplicación a todo tipo de de actividades empresariales. Afecta tanto  a  actividades de muy alto riesgo, como puede ser una empresa que manipula productos químicos peligrosos, como a otras actividades de bajo riesgo, como por ejemplo un edificio de oficinas  en el que se desarrollan actividades administrativa.

Los profesionales de la Seguridad y Salud en el Trabajo con frecuencia nos enfrentamos a instalaciones de proceso en las que, debido a la presencia de sustancias peligrosa en cantidades elevadas, las consecuencias de los potenciales accidentes adquieren dimensiones catastróficas. En este tipo de instalaciones los  accidentes pueden afectar,  no solo a los propios trabajadores cercanos al riesgo, sino que también pueden resultar afectadas personas que, en principio, se podrían considerar alejadas del riesgo. Este tipo de instalaciones presentan por tanto características singulares, ya que  debido al   alcance de los efectos del accidente es previsible que se produzcan víctimas entre los habitantes de las poblaciones cercanas. No solo se debe gestionar el riesgo para los trabajadores, sino que también se debe gestionar el riesgo que afecta a personas ajenas a la actividad que se desarrolla.

Si bien es cierto que existen normativas sectoriales para este tipo de instalaciones, como pueden ser la legislaciones medioambientales o de defensa civil, no es menos cierto que la experiencia demuestra que en el momento en que en una empresa existen responsables de prevenir y gestionar la seguridad laboral,  son estos últimos los que también asumen la responsabilidad de prevenir y controlar los riesgos de las instalaciones de proceso.


En este sentido, los profesionales que nos dedicamos a la Seguridad y Salud debemos tener presente algunas consideraciones cuando nos enfrentarnos a instalaciones de alto riesgo por la presencia de sustancias peligrosas en cantidades elevadas.

Vamos a revisar en este artículo tres elementos o puntos esenciales:
  • Análisis del riesgo.
  • Métricas o indicadores de gestión.
  • Información al público interesado.


Análisis del riesgo.

En primer lugar, a la hora de realizar un análisis de riesgos habitualmente estamos acostumbrados a identificar los riesgos cercanos al trabajador, es decir, identificamos fácilmente aquéllos peligros que afectan directamente a un trabajador, o un grupo de trabajadores.

Pero en el tipo de instalaciones que estamos tratando también debemos analizar los riesgos que presenta el proceso en su conjunto. Estos riesgos no son fáciles de identificar porque en muchas ocasiones no afectan de forma directa al trabajador y pueden pasar desapercibidos. Para realizar el análisis de los riesgos del proceso en su conjunto se deben emplear metodologías menos habituales.

Los objetivos del análisis de riesgos en estos casos consisten en identificar los accidentes graves que puedan ocurrir en el establecimiento, así como el cálculo de las consecuencias y el nivel de riesgo, en el exterior del establecimiento.
Para realizar estos análisis existen guías específicas de reconocido prestigio internacional.
Un ejemplo de una de ellas es la siguiente guía publicada por TNO:
"Guidelines for quantitative risk assessment “Purple Book”. CPR 18E Committee for the Prevention of Disasters. 1999 - TNO
TNO es un instituto de investigación (Organismo del Gobierno de Holanda) para la industria, que traduce conocimientos científicos en aplicaciones prácticas. Ha publicado varios libros como el “GreenBook”, “RedBook”, “YellowBook” y el “PurpleBook”, en los que se desarrollan modelos de efectos y consecuencias ampliamente utilizados en materia de análisis de riesgos.
Para realiza este tipo de análisis de riesgos los pasos a seguir son los siguientes:
§  Seleccionar los posibles sucesos accidentales que podrían desarrollarse.
§  Determinar la frecuencia con la que pueden ocurrir los sucesos accidentales.
§  Determinar las consecuencias en caso de que se produzcan dichos sucesos accidentales.
La tarea de identificación de los sucesos accidentales es  compleja debido al número de variables que determinan el riesgo, y crítica, debido a que los resultados pueden variar sustancialmente dependiendo de cómo se haga esta selección.
Para poder calcular las frecuencias de los sucesos accidentales, conviene  aplicar la técnica del Árbol de Sucesos (también llamados Árboles de Eventos) que nos permite estimar la frecuencia de ocurrencia de los sucesos accidentales, incluyendo todas las salvaguardas tecnológicas de mitigación presentes.
Finalmente, para realizar el cálculo de consecuencias se emplean modelos de simulación computacional. Estos modelos nos permiten determinar los daños sobre la población, los bienes y el medio ambiente en función de  los valores que alcanzan determinadas variables. Algunos ejemplos de las variables que se utilizan son: la radiación térmica, en caso de incendio; el aumento de presión, el impulso y alcance de los proyectiles, en caso de explosiones; la concentración y el tiempo de exposición, en caso de formación de una nube tóxica.
Existen programas gratuitos que nos permiten realizar este tipo de cálculos, como por ejemplo el programa ALHOHA (Areal Locations of Hazardous Atmosphere), que ha sido desarrollado por la EPA (Environmental Protection Agency) y la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) de los E.E.U.U, gozando de un reconocido prestigio internacional.
Se puede descargar de forma gratuita desde la página Web de la EPA, está específicamente diseñado para su aplicación en escenarios accidentales, pudiendo simular emisiones desde tuberías y recipientes utilizados en la industria o derrames que formen charcos y su posterior dispersión en la atmósfera, tanto de nubes neutras como de densas.
Métricas o indicadores de gestión.

En las instalaciones de proceso a las que nos referimos en este artículo, los buenos resultados obtenidos para los indicadores de gestión que habitualmente se utilizan para medir la eficiencia de los sistemas de gestión de la seguridad laboral, pueden conducir a que la organización baje la guardia debido a la falsa creencia de que la reducción de los accidentes laborales puede ser interpretada como que la gestión de la seguridad del proceso se está realizando de forma correcta. Esto puede llevar a una falsa sensación de seguridad, de manera que la sensación de vulnerabilidad necesaria para una adecuada gestión se vea disminuida.

Este problema ha sido tratado por el Center for Chemical Process Safety en su guía técnica "Guidelines for Risk Based Process Safety".

El problema radica en que los indicadores de gestión que se utilizan para medir la eficiencia de los sistemas de gestión de seguridad laboral son indicadores rezagados, los cuales son óptimos para  ser empleados en sistemas de gestión de seguridad laboral pero no son adecuados para medir los avances en la  gestión de la seguridad del proceso.

Los indicadores rezagados son índices que analizan el pasado. Con el análisis de estos indicadores podemos concluir si las actuaciones que hemos llevado a cabo nos han permitido mejorar los resultados o, si por el contrario, no se ha producido una mejora.

Estos indicadores son adecuados para medir sucesos que presentan una frecuencia de ocurrencia de uno o varios sucesos al año. Por consiguiente en el caso de la accidentalidad laboral  son adecuados ya que es previsible tener uno o más de un accidente al año.

Sin embargo, en el caso del tipo de accidentes que estamos tratando en este artículo, debido al tipo de equipamiento y la tecnología que se utiliza en estas instalaciones de proceso en las que intervienen sustancias peligrosas, la frecuencia de ocurrencia de los accidentes graves es del orden magnitud entre  10-3 y 10-6 sucesos al año, es decir, son sucesos muy improbables y por ello, lo normal, es que en 1 año no se registre ningún suceso accidental. Ahora bien, que no se produzcan este tipo de accidentes no se debe interpretar como que es debido a nuestra buena gestión, sino que lo más probable es que se deba a la propia naturaleza del riesgo, es decir, debido a su baja probabilidad de ocurrencia lo más probable es que en el periodo de tiempo que hemos medido no se presenten este tipo de sucesos de tan baja frecuencia de ocurrencia.

Por este motivo desde el Center for Chemical Process Safety se recomienda para este tipo de instalaciones utilizar, además de los indicadores rezagados, también indicadores adelantados (leading indicators), es decir, indicadores que nos permiten evaluar la eficiencia de nuestra gestión aunque no podamos evidenciar una disminución de los sucesos accidentes.

Algunos ejemplos  de estos indicadores recomendados por el Center for Chemical Process Safety, son los siguientes:

  • Frecuencia con la que los miembros del Consejo de Dirección participan en reuniones que abordan problemas de seguridad.
  • Tiempo medio  en completar la investigación de los incidentes o accidentes.
  • Tiempo medio en implementar las recomendaciones que surgen en las reuniones de seguridad, así como en las conclusiones de las investigaciones.
  • Número de sugerencias para la mejora de la seguridad del proceso que se presentan cada mes.
  • Porcentaje de sugerencias para la mejora de la seguridad del proceso aceptadas.
  • Porcentaje de sugerencias para la mejora de la seguridad del proceso aceptada que han sido implementadas finalmente.
  • El número de artículos técnicos de seguridad consultados y compartidos por el  personal técnico en el último año.

Información al público interesado

En el tipo de instalaciones que nos ocupa, debido a que las consecuencias de los potenciales accidentes afectan a la seguridad de las personas en las poblaciones cercanas, es de vital importancia tener presente tal circunstancia a la hora realizar una adecuada gestión de la seguridad del proceso.

El público interesado está formado tanto por los trabajadores del propio establecimiento como por la población del entorno que, de acuerdo a los estudios de análisis de riesgo y consecuencias, podría sufrir sobre su salud los efectos de un posible accidente grave.

El público afectado, incluyendo el que se encuentre en todos los edificios y zonas de uso público, como escuelas y hospitales, y en todos los situados en las inmediaciones, debe recibir periódicamente, por el medio más adecuado y sin que tengan que solicitarla, información clara y comprensible sobre las medidas de seguridad y el comportamiento que debe adoptarse en caso de accidente grave.

A continuación se indican algunos ejemplos de la información que se debe facilitar:

  • Explicación en términos sencillos de la actividad o actividades llevadas a cabo en el establecimiento.
  • Los nombres comunes  de las sustancias peligrosas que puedan dar lugar a un accidente grave, indicando sus principales características peligrosas, en términos sencillos.
  • Información general sobre la naturaleza de los peligros de accidente grave, incluidos sus efectos potenciales para la salud humana y resumen de los principales tipos de escenarios de accidente grave y las medidas de control adoptadas en previsión de ellos.
  • Información general sobre el modo en que se avisará al público interesado.
  • Información adecuada sobre el comportamiento apropiado en caso de accidente
  • La fecha de la última revisión de las instalaciones y declaración de conformidad de las autoridades competentes.
  • Información detallada sobre el modo de conseguir mayor información al respecto.

Como conclusión final de este artículo me gustaría que los profesionales que  debemos garantizar la seguridad y salud de las personas tengamos presente que,  en determinado tipo de instalaciones, la gestión de la seguridad no se debe limitar únicamente a la seguridad de los trabajadores. En este tipo de instalaciones, debido a la importancia de lo que está en juego (la seguridad de la población en general), debemos emplear métodos de análisis de riesgos avanzados, no nos debemos limitar a emplear métodos de análisis cualitativos y/o semi-cuantitativos con los que estamos más familiarizados, sino que es necesario cuantificar el nivel de riesgo en el exterior de las instalaciones mediante métodos de análisis cuantitativo que debemos conocer.

Por último y más importante, los profesionales debemos evitar que la Dirección de la empresa se ampare en los buenos resultados obtenidos respecto a la seguridad laboral como excusa para justificar una reducción de  los recursos y el esfuerzo dedicado a la mejorara la seguridad del proceso,  bajo la falsa creencia de que si no hemos sufrido ningún accidente grave con afección al exterior ello debido a la buena gestión desarrollada.






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